Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.Salmos 1.1-3 (RVR1960)
Thomas de Kempis dijo: “No logro descansar si no busco un rincón con el Libro”. La comunión con el Señor a través de la meditación en las Escrituras le proporcionaba un profundo descanso y refrigerio en medio de las exigencias de la vida. El salmista entona el mismo tema:la meditación en la ley de Dios la hacía semejante al árbol firmemente plantado junto a corrientes de aguas; le hacía poseedor de una fuente de sustento inagotable.
El salmo primero es un testimonio autobiográfico de lo que el Señor
hizo por el salmista, y una declaración profética respecto a los impíos
que se burlan y toman asiento entre los que se oponen a los caminos
de Dios. No obstante, observa la afirmación positiva de lo que está a
nuestra disposición. El salmista meditaba en la ley de Dios. Nosotros
disponemos de las corrientes de aguas de toda la Biblia, que es el agua
de vida que alimenta el árbol de nuestras vidas.
La lectura de porciones bíblicas diarias proporciona agua a nuestras
raíces. Los recursos residuales suben por el tronco hasta las ramas,
haciendo brotar en uno, hojas de una vida hermosa y frutos del
carácter. Un momento tranquilo en nuestro “rincón con el Libro”, trae
paz al alma en medio de las exigencias de la vida. Jesús dijo:
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar
fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si
no permanecéis en mí.” (Jn.15.4).
La metáfora cambia, pero el mensaje del salmista permanece el
mismo. Todos los días, ahondamos nuestras raíces en las corrientes de
aguas vivas, que es el propio Cristo. Así que, durante todo el día, nos
refrescamos con lo que sacamos de la corriente en nuestro rincón de
paz. Todos nosotros necesitamos de un lugar tranquilo para nuestros
quince minutos diarios de libertad. Por medio de Su Palabra, Cristo nos
dará un pensamiento que reorientará nuestra vida y florecerá en
inspiración a lo largo del día. ¡No esperes nada menos que esto hoy!
El árbol de mi vida está plantado en Cristo. Él me dará todo lo que
necesito para vivir abundantemente hoy.
Lloyd John Ogilvie
Extracto del libro “God's Best for My Life” (Lo mejor de Dios para mi vida)
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